Bienaventurados aquellos que tengan un destino claro porque siempre alcanzarán sus metas. Y desventurados aquellos que no tengan un objetivo cierto, porque sabrán lo que es el infierno.
La vida es como manejar un auto al trabajo o la escuela en la hora pico. Es algo difícil de hacer, pero no titubeamos para hacerlo una y otra vez, día tras día. No importa lo planeada que tengan la ruta, nunca estarán seguros de que su plan lo podrán seguir.
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